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“Los ojos del Mar”. Trekking en Isla de Pascua

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En el mundo existen ciertos lugares que son especiales y uno de ellos es sin duda la Isla de Pascua; un pedazo de tierra remoto, perdido en mitad del océano Pacífico, cargado de magia y custodiado por sus enormes y célebres Moais.

Rapa Nui, como también se conoce a esta isla, perteneciente a la Polinesia chilena. Cuenta con cientos de estas impresionantes esculturas repartidas por todo su territorio. Se trata de gigantescos monumentos megalíticos labrados en roca volcánica y situados sobre una plataforma o altar ceremonial conocido como ahu en idioma rapa nui.

Aunque su significado aún es incierto, posiblemente estas estatuas fueron talladas por los habitantes polinesios de la isla entre los siglos IX y XVI como representaciones de sus antepasados difuntos, con la intención de que proyectaran su poder sobrenatural sobre sus descendientes.

Desde 1935, la mayor parte del territorio de Isla de Pascua y todos sus yacimientos arqueológicos están protegidos dentro del Parque Nacional de Rapa Nui, un territorio repleto de, ahus, Moais, cuevas, volcanes, restos de aldeas, petroglifos …

Y es que no podemos negar que, aunque el principal atractivo de esta isla y el motivo por el cual llegan hasta ella viajeros de todas partes del mundo son los Moais, aquí también es posible llevar a cabo otras actividades, como el trekking que hicimos nosotros

 

formacion de moais

 

Pascua, una isla de Moais… y de cuevas

 

Si se sumarán todas las cuevas de Rapa Nui, se podría llegar a superar los 10 km de longitud, algo increíble si se tiene en cuenta que la isla solo tiene 165 km2. Estas cifran convierten a Pascua en uno de los lugares con mayor espacio subterráneo de todo el mundo.

El origen de estas cuevas lo encontramos en las constantes erupciones de los volcanes que hace millones de años dieron forma a este lugar en mitad del océano. La lava atravesó las rocas y formó a su paso estos tubos gigantes que a día de hoy son visita obligada en la isla.

Las cuevas no son solo formaciones naturales, son también parte importante de la cultura Rapa Nui. La historia y las leyendas de los antiguos nativos tienen una fuerte relación con estas cavidades. También hay historias reales que confirman que las cuevas sirvieron como invernaderos naturales donde se cultivaron plantas y frutas, como refugio ante enemigos, como viviendas de diferentes tribus y como cementerios en los que se enterraba a familiares o compañeros de tribu muertos en algún enfrentamiento.

 

Ana te pahu

 

Según su origen, formación y orientación, las cuevas de Rapa Nui se clasifican en diferentes clases.

 

  • Cuevas con aberturas muy grandes, que no tuvieron mucha utilidad para los nativos; simplemente son regalos de la naturaleza.
  • Cuevas muy pequeñas, tanto en su entrada como en su interior, las cuales sirvieron como refugio temporal a los pescadores.
  • Cuevas más grandes (tanto de espacio interior como de apertura), que sirvieron como vivienda para los primeros habitantes de la isla.
  • Cuevas que sirvieron para cultivar diversos alimentos, debido a que el techo se desprendió y sirvió como forma de riego natural al llover.
  • Cuevas que sirvieron como refugio durante las guerras internas entre las tribus de la isla. Estas tienen rocas en la entrada para dificultar la entrada del enemigo, y en algunas ocasiones también se utilizaron como cárcel.

 

Trekking hacia Ana Kakenga

El trekking que escogimos nosotros conduce hasta Ana Kakenga o la “cueva de las dos ventanas”. Allí es posible disfrutar del indescriptible espectáculo del furioso océano Pacífico desde el interior de uno de estos tubos de lava.

La ruta comienza al noroeste de la isla, cerca de Aku Akivi, también conocido como “los siete exploradores” por las siete figuras que aquí se alinean en formación sobre un altar común. Esta zona es perfecta para coger la mochila y adentrarse en las diversas cuevas subterráneas cargadas de historia de la cultura Rapa Nui.

 

caminando en la isla de pascua

 

Datos técnicos del trekking

  • Duración: 2 horas
  • Distancia: 9 km ida y vuelta
  • Dificultad: Fácil

 

A tener en cuenta

  • Precaución extrema con el sol, por el nivel de radiación UV en la isla y la falta de sombra en toda la ruta (excepto dentro de las cuevas).
  • Es importante llevar frontal para entrar en las cuevas.
  • El agua es importante para hidratarse continuamente.

 

Justo antes de llegar a Aku Akivi, se puede dejar estacionado el coche y comenzar la ruta. Comenzamos el trekking y a unos veinte minutos ya alcanzamos Ana Te Pahu, la cueva más grande de la isla. Aquí hay restos arqueológicos y un increíble tragaluz gigante, con árboles que crecen en su interior y que salen por agujeros en el techo. A esta cueva también se la conoce con el nombre de “Cueva de los Plátanos”, por la exuberante vegetación que se ha adaptado a su entorno húmedo.

Las cuevas de este tipo eran utilizadas en la antigüedad como reservas de agua, ya que la lluvia se filtra a través del suelo y se acumula en el piso, sobre todo en épocas lluviosas. Gracias a la humedad interior y la protección del viento, crecen plantas de gran importancia alimenticia y productiva, como el maika (plátano), mahute…

 

ana te pahu cueva

 

La ruta continua entre prados verdes, con apenas desnivel y un gran contraste con el cielo azul intenso que caracteriza la isla. Ahu Tepeu es el siguiente punto destacado del camino. Es uno de los complejos ceremoniales más destacados de la costa oeste gracias al fino trabajo de albañilería que en él se empleó. Aquí encontramos una importante aldea aristocrática compuesta por manavai (invernaderos circulares de piedra), hare moa (gallineros), hare vaka (casas-bote), y u page (fogones) …

Si se continúa la ruta, una suave pero constante bajada lleva hasta Ana Te Pora, un tubo de lava caracterizado por una bóveda espaciosa de superficie muy lisa, que en tiempos antiguos sirvió como refugio y espacio ceremonial. La entrada original, como en muchos otros casos, fue modificada y reforzada con grandes piedras labradas, para mejorar la seguridad del interior. Los túneles interiores de esta cueva sirvieron de escondite en tiempos de guerra, numerosas leyendas aluden a épocas turbulentas en las que se hacía uso de estas cavernas.

Muy cerca de esta, a menos de un kilómetro, se encuentra la joya de las cuevas, Ana Kakenga, una caverna que en realidad es un tubo de lava de unos 50 metros de longitud, que en tiempos prehistóricos sirvió de lugar de refugio. Accedemos a ella por un acceso muy estrecho que servía para controlar a quienes entraban y salían. Para entrar aquí hay que extremar las precauciones, pues no deja de ser un lugar en el que pueden producirse derrumbes.

 

Ana katenga

 

Totalmente a oscuras y prácticamente agachados recorremos los primeros metros de esta cueva, que en su extremo se divide en dos aberturas que miran hacia el mar y hacia el islote Motu Tautara. Un lugar simplemente maravilloso, y que sin duda hace que la caminata haya valido la pena. A partir de aquí solo queda volver por el mismo camino, lo cual nos da la oportunidad de visitar las cuevas una segunda para no quedarnos con las ganas.

 

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31 Oct, 19

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