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Tres cumbres invernales fáciles en el Pirineo

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Hablábamos hace poco de las cosas a tener en cuenta para iniciarse en el alpinismo invernal. También en su día dedicamos un artículo a los artículos imprescindibles en una mochila para actividades invernales. Así que vamos a dar por hecho que ya tenemos los conocimientos imprescindibles; ha llegado la hora de hablar del objetivo.

Aunque lo lógico es plantearse las primeras salidas como una toma de contacto, sin ser demasiado ambiciosos, antes o después las cumbres blancas lo atrapan a uno. Pero ¿por cuál empezar? Nosotros hoy os traemos tres candidatas en una de nuestras cordilleras más importantes: los Pirineos.

No son, seguramente, las tres más sencillas, pero tienen a su favor ser actividades asequibles en una sola jornada y ser, también, bastante transitadas. Y es que, tratándose de las primeras cumbres en invierno, que haya gente alrededor es algo de agradecer. Ya tendremos tiempo y experiencia de caminar solos en invierno.

Antes de nada queremos aclarar que, cuando hablamos de “invernales sencillas” nos referimos a actividades asequibles siempre y cuando se cuente con algo de experiencia con piolet y crampones.

Aclaramos también que, aunque solemos hablar de la montaña invernal, muy a menudo el principio de la primavera es igual de buena época, o mejor, para este tipo de actividades. En cualquier caso, ninguna actividad en montaña debería ser llevada a cabo sin haber consultado previamente la previsión meteorológica. En el caso de las actividades invernales, esto es absolutamente fundamental.

Ahora sí, vamos allá.

 

Bisaurín

Puede que el Bisaurín no parezca gran cosa comparado con las cumbres del Pirineo Central, pero en su sector, el occidental, es el rey. Al menos en lo que respecta a la altura. Y sin embargo, es una cumbre sencilla, incluso en condiciones invernales.

La salida se suele hacer desde el refugio de Lizara, que es accesible en coche y está situado justo bajo el propio macizo. Seguimos las marcas rojas y blancas del GR11, o bien las verdes y amarillas de la Senda Camille. Ambas parten desde el refugio, primero en pendiente hacia el norte y después hacia el oeste, para encarar el collado de Lo Foratón.

Una vez en el collado, abandonamos las balizas para seguir el cordal que asciende hacia el noreste, hacia la cima del Bisaurín. La cima propiamente dicha se sitúa en una cresta extendida en sentido este-oeste. Aquí, los vientos de invierno suelen crear amplias cornisas en equilibrio sobre la ladera norte, por lo que debemos abstenernos de alcanzar el punto más alto, que no es más que una ilusión, y permanecer en la inclinada pala de nieve sin bajar la guardia.

Para descender podemos seguir el mismo itinerario, o bien buscar una brecha que permite pasar hacia la vertiente norte y descender hacia el collado de Secús. Una vez en este punto descendemos por una vaguada hacia el este, hasta alcanzar la Plana Mistresa; y desde aquí nos colamos por un cañón para volver de nuevo a la vertiente sur y el refugio de Lizara.

 

bisaurín

 

Garmo Negro

El Garmo Negro es un tresmil muy codiciado precisamente por su fácil acceso. Y es que parte del Balneario de Panticosa, que está a 1.636 metros de altitud. La ascensión en sí no presenta dificultades técnicas, más allá de rampas y más rampas, pero hay que tener en cuenta que no deja de tener 3.051 metros y que el desnivel a salvar supera los 1.400 metros.

El sendero parte desde el refugio Casa de Piedra, y asciende trazando lazadas por una ladera boscosa casi desde el principio. Siguiendo este sendero se va ganando altura hacia la Mallata Baja de las Argualas, donde la pendiente afloja un poco y el Garmo Negro se hace visible. Después, rampas otra vez, ahora por pasto, hasta alcanzar la Mallata Alta de las Argualas, donde la pendiente vuelve a relajarse momentáneamente.

Desde aquí el sendero asciende por un canchal señalizado con mojones hasta un cruce; a la derecha, el collado de Pondiellos; a la izquierda, el de Argualas, que es el que debemos ganar.

Desde el collado de Pondiellos la cumbre se presenta al final de una gran rampa que podemos recorrer en menos de una hora.

El descenso lo haremos por el mismo camino, porque la bajada hacia el collado de Pondiellos es mucho más delicada.

 

garmo negro

 

Taillón

El Taillón, con sus 3.144 metros, es una cumbre cuya cara norte intimida al profano y atrae al escalador de corredores como pocas. Pero es también una cumbre amable que se puede subir sin gran dificultad desde el Col de Tentes (2.208 ms), que es accesible en coche.

Desde el aparcamiento seguimos una amplia pista que conduce al Puerto de Bujaruelo, al pie de la cara norte de los Picos de Gabieto. Aquí la pista se convierte en sendero y discurre hacia el este, pasando por debajo de la impresionante cara norte del Taillón.

Al cabo la pista empieza a trazar lazadas para ascender por un cortado tras el que se agazapa el pequeño glaciar del Taillón. Desde ahí alcanzamos el collado de Sarradets y, poco después, el refugio homónimo (o de la Brecha de Rolando).

La citada brecha en sí es visible desde el refugio, como un gran cortado que alguien hubiera abierto de un hachazo en la muralla que protege el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. Así que hacia allá que vamos, en constante ascenso y atravesando el Glaciar de la brecha, hasta alcanzar esta puerta inmensa que es la propia brecha.

Desde aquí el sendero gira hacia el oeste y avanza pegado a la muralla hasta alcanzar el hombro del Taillón, desde donde ya solo queda subir la última rampa.

 

Taillón

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24 Feb, 22

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